- Título: Arrancad las semillas, fusilad a los niños.
- Autores: Kenzaburō Ōe.
- Nº de páginas: 192 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda.
- Editoral: ANAGRAMA.
Algunas cosas sobre el Autor
Kenzaburō Ōe es un escritor y ensayista japonés, premio Nobel de Literatura del año 1994 y probablemente el mejor novelista de la posguerra.
Criado en un ambiente rural durante tiempos de guerra, sus relatos y novelas suele abordar aspectos de la sociedad contemporánea desde un humanismo crítico y sus propias vivencias. Tanto es así que en La presa, que le valió en 1957 el premio Akutagawa de novela corta, y en Arrancad las semillas, fusilad a los niños (1958); traza un sombrío panorama de los efectos de la guerra en el medio rural.
Por otra parte, el punto de inflexión en su vida y su narrativa lo constituyó el nacimiento, en 1963, de su primer hijo Hikari, que padecía una malformación neurológica. Fruto del desconcierto y el dolor ante la minusvalía mental del niño pero, al mismo tiempo, del afán de superación y de la necesidad de dotarse de una ética privada, su novela Una cuestión personal (1964) narra, en términos crudos y sin concesiones, el descenso al abismo de un padre atrapado entre el fatalismo y la cínica opción de la huida hacia adelante.
Criado en un ambiente rural durante tiempos de guerra, sus relatos y novelas suele abordar aspectos de la sociedad contemporánea desde un humanismo crítico y sus propias vivencias. Tanto es así que en La presa, que le valió en 1957 el premio Akutagawa de novela corta, y en Arrancad las semillas, fusilad a los niños (1958); traza un sombrío panorama de los efectos de la guerra en el medio rural.
Por otra parte, el punto de inflexión en su vida y su narrativa lo constituyó el nacimiento, en 1963, de su primer hijo Hikari, que padecía una malformación neurológica. Fruto del desconcierto y el dolor ante la minusvalía mental del niño pero, al mismo tiempo, del afán de superación y de la necesidad de dotarse de una ética privada, su novela Una cuestión personal (1964) narra, en términos crudos y sin concesiones, el descenso al abismo de un padre atrapado entre el fatalismo y la cínica opción de la huida hacia adelante.
Dentro del Libro
Descubrir las obra de Kenzaburō Ōe ha sido un acontecimiento muy agradable. Tras bucear
un poco en sus vivencias personales puedes percibir que se sirve de la
literatura para plasmar ciertas vivencias personales, así como el lado más
oscuro de las personas.
Arrancad las semillas, fusilad a los niños es una obra dura que habla de
la guerra, de la discriminación y la fraternidad. Sin embargo, bajo estos temas
subyace además el de dejar atrás la inocencia de la niñez y madurar para convertirse en
un adulto y poder sobrevivir a un ambiente hostil.
La narración gira alrededor de un protagonista que junto con su hermano y
un grupo de jóvenes que se encuentran en un reformatorio, que se verán obligados a
abandonar por la guerra. Emprenderán un viaje para refugiarse en una aldea en
la montaña, donde serán abandonados a su suerte por los aldeanos ante una
epidemia que amenaza con cobrarse sus vidas.
El estilo es simple y sin demasiadas complicaciones, cuenta la historia a
través de los ojos de un niño, esto propicia un pequeño esfuerzo del lector
para leer lo que no cuenta, tanto es así que en la mayor parte de la novela es
más importante lo que no se dice o lo que no es capaz de entender/comprender el
protagonista que lo que realmente cuenta.
Es una novela muy ligera que
apenas cuesta leer y que atrapa ya sea para ver que nueva crueldad tiene
planeada la vida para estos jóvenes o para ver un pequeño pedazo de oscuridad
del ser humano saldrá a la luz en el siguiente capítulo.
Tal vez lo único que abría que señalar que es una novela del 58 y que se
desarrolla en una cultura algo diferente (si bien la maldad humana y la falta
de empatía es algo que se puede ver se viva donde se viva) y por tanto hay que
hacer un pequeño esfuerzo para entrar en situación. Sin embargo, a pesar de lo
mencionado una novela más que recomendable, sin olvidar que pertenece a un
hombre comprometido con la sociedad y ganador del Nobel de Literatura.
"No veía cómo podría evitar los peligros y escapar corriendo de los brutales campesinos por el oscuro bosque. Ni siquiera sabía si tendría fuerzas para echar a correr de nuevo. No era más que un chiquillo exhausto y loco de rabia, que sollozaba y se estremecía por el frío y el hambre. El viento se levantó de pronto y me trajo el ruido de las pisadas cada vez más próximas de los campesinos que me preseguían. Me levanté, con los dientes apretados, y eché a correr entre las hierbas y bajo los árboles hacia el interior cada vez más oscuro y tenebroso del bosque..."
Arrancad las semillas, fusilad a los niños de Kenzaburō Ōe
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